Saturday, August 19, 2006

FLAGRANTES MENTIRAS DE UN CULTUROSO LAMECULOS



Por otra parte, no es raro que aparezcan ratones mordisqueando el queso de la lisonja. Ai tenemos al Bernardo Jáuregui, quien, emocionado y surfeando sobre la espesa baba de tlaconete que se le ha escurrido de la mamadora, llega pregonando lo que únicamente ha existido en su enfermiza y deschavetada tatema (y que el enajenado narcisista del Yépez, en chinga, postea en su blog para darse coima).

Escuchemos las trompetillas que este descarado lambegüevos del tal Jáuregui le sopla a su idolatrado confeccionador de disparatarios.

NOTA: a fin de no fastidiar al paciente lector con la fangosa verborrea que expele este chupapollas, mocharé algunos párrafos de su estulto texto.

«No es un elogio gratuito afirmar que algunas de las mejores páginas de la ensayística mexicana se han escrito por Hache desde Tijuana" [aquí sí que te saliste del calzón; ¿es burla, o qué, cabrón?]. "Incluso, en este momento, se está creando desde su blog, día a día, una obra compleja [que no hay duda que saldrá más chingona que el Quijote de la Mancha] "a la que es justo calificar de singular pues resulta, al mismo tiempo, admirable y desconcertante" [¡qué poca madre tienes; decir que algo pueda ser, al mismo tiempo, como tú dices que dices!].
• "Lo admirable no es la erudición obsesionada por destruir la certeza de su propios hallazgos" [¡¿qué quiso decir este güey?!], "sino la desfachatez con la que logra envolver al lector en una retórica que termina dándole por el culo a cualquier comodidad especulativa" [¡al que le van a dar por el culo es a usted, cabrón; por andar soltando tanto camelo y pendejada incoherente!]. "A un lector en busca de lo tangible, esa lectura de lúcidos irracionalismos [¡pero que idiotez la tuya, men; ¿cómo puede haber una irracionalidad que sea lúcida?; no diga pendejadas!], "que se refutan interminablemente hasta tocar los linderos de un nihilismo inevitable" [pero, ¿porqué ha de ser inevitable?], "le crea una problematicidad" [ no seas maje; se dice problema o problemática, nada más] "que resulta abominable por la apabullante contradicción de su riqueza conceptual [¿alguien entendió esta barrabasada oligofrénica?].
• "En general la lectura de Yépez es una ocación" [ignorante; ocación se escribe así: ocasión; y, a propósito, ¿de cuándo acá una ocación equivale a lectura?] "para despertar preguntas" [¡¿?!]. "En lo personal creo que las dudas de mayor importancia que propone su obra, en estos momentos, son de un orden disciplinario" [¡chetos con sabor a fresa! ; ¿y qué te hace creer que esas 'importantísimas dudas' son de un 'orden disciplinario'?; ¿y si fueran de un orden indisciplinado o de una disciplina desordenada?, ¿por cuál agujero te meterías la tautología?]. "¿Es posible que la continuidad intelectual de un país conservador como el mexicano pase por un desplazamiento geográfico? No me refiero a un movimiento físico, sino a una apertura de preceptos ¿En una tradición rebasada por desintegraciones históricas, podemos esperar que el norte de México cuente con una intelectualidad que no se excluya, que gane respeto y difusión, a pesar de su propia marginalidad, y desde ella misma? No se trata de oponer norte, centro o sur en medidas de una absurda superioridad nacional. Se trata de fomentar una nueva figura consciente en el creador y de promover un desarrollo al retraso cultural del país. Especialmente en la zona donde se da una presencia controversial y fértil como la de Yépez" [¡¿?!].
• "Existe una línea de continuidad que podría relacionar a estos cuentos con otros escritores mexicanos, como Emiliano Pérez Cruz, o Armando Ramírez. Sin embargo el realismo monologante de Yépez tiene mayores cercanías en autores como Céline, Burroughs o Bukowski" [¡uy, sí!].
• "A pesar de la dispersa fragmentación, que despista y que cobra su forma sustancial por medio del blog [¡¿?!], la obra de Yépez ha dado algunos resultados literarios que se han relegado debido a su afán polémico como crítico cultural [¡ah, raza cabulera!]» [14.4.04].
¡Basta ya de tonterías!

Se deduce cuál es la intención de todo el salivero que contiene el churrete del mentado Jáuregui. Cuando Erasmo de Rotterdam se topaba con casos similares, el ruco apuntaba: «Resulta chistoso sobremanera verlos alabarse unos a otros con epístolas, poesías y encomios, donde un tonto adula a otro tonto y un indocto replica a otro indocto. Yo mismo, al contemplar en ciertas ocasiones a estos vanidosos, siento náuseas, principalmente cuando entre esos fanfarrones veo a una ninfa que se cree más próxima a los dioses cuanto más larga es la cola que arrastra, o esos próceres que se abren paso a codazos para situarse más cerca de Júpiter, y, en fin, esa serie de individuos cuyo engreimiento crece conforme al peso de la cadena que llevan al cuello» [Elogio de la locura].

Bien lo decía un descerebrado bloguero: a veces defendemos banderas que confundimos con nuestros calzones manchados de mierda.